Tras presentar como un logro algunas de las medidas sociales y de empleo incluidas en los Presupuestos, Albert Rivera se ha cobrado la cabeza del presidente de Murcia, el popular Pedro Antonio Sánchez, imputado en sendos casos de corrupción. El líder de Ciudadanos ha combatido el riesgo de irrelevancia con su pequeña pero imprescindible presencia en la política española, donde ha dejado de ser una anécdota para crecerse a costa de la debilidad parlamentaria de Mariano Rajoy.
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