Los cambios regulatorios aprobados en 2013 y 2014 introdujeron dos modificaciones importantes en el funcionamiento del mercado eléctrico. La primera es el nuevo sistema de tarificación al consumidor, que aprovecha la instalación de contadores inteligentes y está basada en el precio horario del mercado diario.
La segunda es el nuevo sistema de subvenciones a las energías renovables.
El artículo examina las consecuencias de estos cambios en el funcionamiento del mercado y evalúa en qué medida la regulación es adecuada para la consecución de dos de sus principales objetivos: el control del déficit de tarifa y el logro de un sistema de tarificación competitivo que consiga un precio final ajustado a las necesidades de los consumidores
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