México
Según una vieja broma pesada, se dice que si uno quiere ridiculizar la ignorancia de su enemigo, conviene proponerle que hable sobre el marxismo y/o el psicoanálisis. Estoy seguro de que quienes amablemente me invitan no quieren hacerme tal broma, sino que en este caso, yo tengo la osadía de tocar estos temas expresando de antemano mi convicción de que tanto la obra de Marx como la de Freud son absolutamente inabarcables. Admito aquí yo mismo haber hecho una broma pesada a un destacado marxólogo de una universidad norteamericana: le envié maliciosamente un texto de Freud pidiéndole su ayuda para localizar ese párrafo dentro de la obra de Marx. Contestó entusiasmado, pero mi malignidad se asomó contestándole por escrito que estas líneas enviadas no eran de Marx, sino de Freud. El marxólogo, en teoría, debería poder detectar de inmediato, simplemente por el estilo, que no se trataba de Marx. Se pueden hacer otro tanto de bromas pesadas simplemente invirtiendo el procedimiento, es decir, presentar textos de Marx que en realidad podrían pasar como de Freud. La estatura de estos dos pensadores es un insulto involuntario de ellos a nosotros porque ponen en evidencia, nuestra, perdón, mi condición de ignorancia supina
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados