Valladolid, España
Los vómitos persistentes en pediatría son frecuentes, fundamentalmente en edades tempranas, no tanto durante la adolescencia. Las causas son variadas, y entre ellas destacan las psicógenas, siendo difícil el diagnóstico diferencial.
Presentamos el caso de un niño de 12 años que ingresa en psiquiatría desde el servicio de pediatría de su hospital de referencia para estudio por cuadro de vómitos persistentes, ante la sospecha de un cuadro psicógeno. Previamente fue valorado por numerosos especialistas en pediatría y psiquiatría de diferentes hospitales, resultando todas las pruebas complementarias negativas.
El paciente empezó a vomitar a los 5 años de forma repetida, precisando múltiples ingresos. En los 3 últimos años presentó una mayor incidencia de los vómitos, con pruebas complementarias normales. En el último mes requirió 4 ingresos seguidos por empeoramiento; en seguimiento en salud mental y tratamiento con aripiprazol y clonazepam sin mejoría.
Tras permanecer ingresado un mes, persistieron epigastralgia y vómitos. No mejoró con el tratamiento psicofarmacológico, conductual, ni respondió al placebo. Ante la intensidad del cuadro, se consultó con el servicio de pediatría, que reiniciaron exploraciones complementarias, objetivándose una grave patología gastroesofágica. El paciente mejoró al iniciar una pauta de tratamiento con omeprazol.
Se trata de un caso de difícil diagnóstico diferencial. Es importante replantearse el diagnóstico ante cuadros con escasa mejoría clínica o ante un empeoramiento. Recordar siempre que al diagnóstico psiquiátrico se suele llegar a través de un diagnóstico de exclusión, una vez descartadas el resto de patologías médicas.
Persistent vomiting is common in Paediatrics, particularly at early ages, but not so much during adolescence. The causes are varied, with psychogenic causes being the most difficult in the differential diagnosis.
The case is presented of a 12 year-old boy, suspected of a psychogenic disorder, who was admitted to psychiatry for the study of persistent vomiting. He was previously assessed by numerous specialists in paediatrics and psychiatry in different hospitals, with all tests being negative.
The patient began to vomit repeatedly at 5 years old, requiring many hospital admissions. There has been an increased incidence of vomiting past three years, with normal laboratory tests. He was admitted four times in the last month, followed by worsening. He was assessed in Mental Health clinics and was treated with aripiprazole and clonazepam, with no improvement.
He was hospitalised for a month, with epigastric pain and vomiting persisting during this time. He did not improve with the psychopharmacological or behavioural therapy. The intensity of the symptom has currently increased. Paediatrics was consulted, and they asked for further examinations, in which they discovered a severe gastroesophageal disease. The patient improved when starting a treatment with omeprazole.
This is a case of difficult differential diagnosis. It is important to rethink the diagnosis in patients with little clinical improvement or worsening. Always remember that the psychiatric diagnosis is usually reached through a diagnosis of exclusion, once is discarded other medical conditions are ruled out.
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