Gran Bretaña, a bastante distancia de Francia, fue el segundo inversor en la industria del gas en España. Sus actuaciones se centraron, generalmente, en ciudades de un cierto peso demográfico y económico. No obstante, existieron casos singulares como el protagonizado por la Anglo-Spanish Gas, cuyo mercado fue más reducido, limitado a las localidades alicantinas de Denia y Xàtiva. Esto le supuso importantes restricciones que, a la postre, están en la base del fracaso final del proyecto. Se trata, en todo caso, de una experiencia interesante y su estudio proporciona pistas sobre la actuación de las empresas foráneas en ámbitos económicos pequeños.
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