Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Nuevos espacios y roles para las mujeres sirias

  • Autores: Natalia Sancha
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 31, Nº 176, 2017, págs. 136-145
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • De cualquier edad, estado civil y clase social, tanto las mujeres que permanecen en Siria como las que han huido están transformando su papel en la familia y la sociedad. Sin embargo, ellas apenas están representadas en las negociaciones donde se decide el futuro del país.

      Seis años de guerra en Siria han transformado profundamente el reparto demográfico del país desbordando sus fronteras. Cinco millones de refugiados han huido hacia los países limítrofes, los menos, hacia Europa. Ocho millones han sido múltiples veces desplazados internamente. Al menos 300.000 personas han perdido la vida y 1,5 millones han sido heridas. Tras estas cifras, tan bailantes como los trasvases de población que obedecen a la volátil dinámica de frentes, se esconde una transformación más profunda que afecta tanto a los roles como a los espacios que ocupan en la Siria en guerra la mitad de la sociedad: las mujeres. El conflicto ha propulsado a muchas amas de casa de clase trabajadora fuera de las cuatro paredes del hogar y de los confines de sus barrios, forzándolas a ocupar nuevos roles y nuevos espacios antes gestionados por hombres.

      En una guerra donde menos de medio millón de hombres empuña las armas en los diferentes bandos que mantienen a 22,5 millones de civiles en jaque, 11 millones de mujeres han pasado de ser madres, hijas y mujeres a convertirse en refugiadas, desplazadas, viudas, solteras, divorciadas, combatientes o cabezas de familia tras la perdida del proveedor familiar. Han pasado a gestionar las unidades familiares en campos de refugiados, casas de acogida o en movimiento en las rutas ilegales hacia Europa. Igualmente, han inundado universidades e integrado con fuerza el marchito sector económico sirio. Sin embargo, la historia se repite en la región, donde el nuevo rol forzado por la escasez de hombres absorbidos por las trincheras y sujetos a una economía de guerra no se traduce en una mayor representación política de la mujer. A pesar de la responsabilidad social adquirida por las mujeres en tiempos de guerra, las sirias siguen infrarrepresentadas en todos los procesos auspiciados por las diferentes potencias internacionales en la búsqueda de una solución política que ponga fin al conflicto y defina el futuro del país.

      De amas de casa a amas de tiendas de campaña La mayoría de los ocho millones de desplazados internos en Siria han vivido múltiples traslados empujados por los cambiantes frentes. Es el caso de Um Alí, quien huyó de Homs junto a sus dos hijos y marido. Como tantas otras mujeres de clase trabajadora, Alí realizaba las labores de casa y mantenía una vida social animada por las conversaciones alrededor de un café en la intimidad de las casas de sus vecinas o familiares. Una tarde cualquiera del verano de 2011, el primer indicio de guerra se postró bajo la ventana de su cocina. Un joven era apaleado hasta la muerte a la vista de todos. Los movimientos de Alí se redujeron mientras que su marido se hizo progresivamente cargo de las compras y trayectos al mercado. Entonces, la violencia invadió el barrio, y la familia decidió buscar refugio en casa de unos familiares en la campiña. Sin memoria alguna de guerra en sus vidas, confiaban en que todo acabaría en pocos meses. Pero la guerra alcanzó la campiña, donde esta pareja perdió su intimidad al compartir cuarto con otros familiares. Los desplazamientos continuaron, peregrinando en grupo en busca de cobijo en las casas de allegados aún afincados en zonas exentas de choques armados. Cuando su marido optó por sumarse a las revueltas, Siria entera dejó de ser segura para esta familia que decidió cruzar ilegalmente la frontera para instalarse en la localidad libanesa de Ersal, afín a los insurrectos. Acogidos en asentamientos informales financiados por jeques del golfo Pérsico, el espacio vital de Um Alí se redujo a los 10 metros cuadrados de la tienda de campaña que delimitaban su nuevo hogar. En sus labores de ama de casa retrocedió en el tiempo, obligada a hornear su pan, lavar los platos y ropa a mano, cocinar lo justo para el día sin un frigorífico que le permitiera planificar semanalmente, y hacer malabares con los escasos ingresos esporádicos.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus

Opciones de compartir

Opciones de entorno