La condición diferenciada y discriminante de inmigrante no se resuelve por sí sola con el paso del tiempo, es heredable por los “españoles de origen inmigrante” y sostenida por una permanente pulsión discriminatoria que actúa tanto de forma indirecta como directa, abocando a una disgregación social, esto es, al establecimiento de grupos sociales distintos que coexisten en mundos lejanos y ajenos entre sí, que sólo puede evitarse por voluntad política concretada en medidas antidiscriminación.
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