Con la secularización de la vida pública y luego de la vida privada, Europa Occidental, abandonada ya la época de Cristiandad, se ha embarcado en un nuevo período caracterizado por el ascenso de formas de sabiduría que han sustituido a la fe. Esta nueva situación no debería ser demonizada; permanece abierta a una renovada proclamación del Espíritu. Pero este nuevo contexto exige a las comunidades cristianas la adopción de una renovada espiritualidad de misión, alimentada por el Evangelio y adaptada a nuestro tiempo. Y este espí- ritu misionero debe empapar una práctica pastoral que podríamos llamar de “engendramiento”, desembocando en comunidades fraternales con un espíritu de diaconía al servicio de la humanidad, sin proselitismo ni eclesiocentrismo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados