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“El que come mi carne y bebe mi sangre…”

  • Autores: Emmanuel Falque
  • Localización: Selecciones de teología, ISSN 0037-119X, Vol. 52, Nº 208, 2013, pág. 253
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • “Qui mange ma chair et boit mon sang...”
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Ya Plutarco, en el siglo I después de Cristo, se preguntaba: “¿Se puede comer la carne?”. Esta pregunta debiera ponernos alerta. En un contexto de expansión de la práctica eucarística, precisamente cuando los nuevos discípulos se tomaban la libertad de comer toda suerte de carnes, era natural preguntarse hasta dónde podrían llegar a saltarse toda suerte de prohibiciones. El escándalo de “Esto es mi cuerpo” provoca murmuración; y todas las explicaciones que se ofrezcan, hoy como ayer, no acaban de alejar el malestar, y aun la indignación, que esas palabras suscitan. Los judíos lo vieron claro cuando se pusieron a discutir entre ellos diciendo: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (Jn 6, 52). La propuesta no es de recibo, pero la remacha una palabra de Cristo: “Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida” (Jn 6, 55). Esto es demasiado: ciertamente para los judíos, pero seguramente también para nosotros.


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