“No te olvides de los pobres” –fueron las palabras dirigidas a Jorge Mario Bergoglio, al ver que los votos que habían de elegir un nuevo papa iban irremisiblemente confluyendo en él… “Ah, ¡cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!” –confesó haber pensado el mismo cardenal Bergoglio poco antes de aceptar convertirse en nuevo obispo de Roma. De ahí la elección del nombre. En Francisco de Asís hemos visto siempre la realización del sueño de reconstruir una Iglesia agrietada, no desde la amargura y el resentimiento, sino desde la pobreza y la solidaridad con los pobres y con un fuerte sentido de fraternidad universal y cósmica. La elección del nombre deviene, así, gracia y programa
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