Este artículo revisa los conceptos de alteridad e identidad social, partiendo del considerando de que las personas pertenecen a diferentes grupos sociales y lugares nacionales que construyen “el nosotros” frente “a los otros”. Estas identidades no permanecen inmutables, sino que son activadas y desactivadas, lo que produce una redefinición constante de los endogrupos y exogrupos, así como de las relaciones entre ellos.
La construcción social de la realidad conduce a pensar que la identidad se reconfigura al establecer contactos con otros grupos. Se presentan así interrogantes que plantean la adscripción al propio grupo autonómico o nacional, al tiempo que emergen complejos procesos de incorporación a otras entidades colectivas y supraestatales más amplias (como Europa), en las que lo considerado ajeno se difumina y pasa a formar parte de un grupo de mayor nivel con nuevos objetivos.
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