En el distrito de Gustavo A. Madero, en la capital de México, hay más forasteros que "chilangos", como se conoce en el país a los naturales de esta ciudad. Cada día miles de personas viajan hasta el santuario guadalupano para encontrarse cara a cara con el rostro del misterio, la imagen de una virgen que, según la tradición, se apareció en ese mismo punto, en el cerro del Tepeyac, en 1531. Ella es la artífice de la gran evangelización de América y el lugar de las apariciones es hoy uno de los enclaves religiosos más importantes del mundo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados