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El desarrollo de la persona, clave del ordenamiento económico-societario: la persona en la economía

    1. [1] Universidad de Alcalá

      Universidad de Alcalá

      Alcalá de Henares, España

  • Localización: Conferencias y Trabajos de Investigación del Instituto de Dirección y Organización de Empresas (IDOE), Nº. 385, 2017
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Hay dos aspectos relevantes en el diseño de la conceptualización y desarrollo de la economía: por un lado, el debate sobre sus “fines” y, por el otro lado, el papel de la persona en la estructuración de los procesos económicos y la configuración de sus Instituciones. El reduccionismo de la persona caracteriza los planteamientos dominantes económicos con el fin de facilitar el “análisis económico” con lo que se plantean serias dificultades en el planteamiento económico de la realidad en la Sociedad. La inclusión de la persona en la construcción económica es la clave para lograr una respuesta eficiente a los problemas de la Sociedad. La determinación de la dimensión societaria de la economía implica, consiguientemente, la definición del “fin” último de la economía: el desarrollo integral de la persona, con lo que se plantea la construcción de una realidad económica con la “persona”. Se trata de impulsar a la persona real, a su “acción económica”, en el proceso económico que arranca de la propia persona con sus competencias y con esa dimensión social que hace posible la “cooperación” como base de la “coordinación económica” que configura los procesos económicos, sociales y empresariales. Es desde la persona y desde su “cooperación” donde se genera la “acción económica” como “acción humana” que integra al “otro” y configura a las Instituciones generando al Ordenamiento Económico-social que permite el desarrollo en estabilidad y sostenibilidad de las Instituciones económicas asegurando su contribución al “fin” último del desarrollo integral de la persona. Este proceso constituye la aportación de esta contribución.

    • English

      Within the design of the conceptualisation and development of the economy there are two important elements: first there is the debate concerning its objectives and secondly there is the role of the individual in the structuring of economic processes and in the configuring of the economy’s Institutions. In order to facilitate economic analysis, the prevailing economic approaches are characterised by their reductionism of the individual. This gives rise to serious difficulties when one attempts to approach Society from an economic standpoint. Including the individual within the economic construct is key for creating an efficient response to Society’s problems. Determining an economy’s societal dimension, therefore, involves defining the ultimate objective of an economy – the integrated development of the individual, which in turn gives rise to constructing an economic reality through “the individual”. This is an attempt to motivate real individuals and their human action within the economic process – a process which itself springs from the individual him- or herself and his or her competences. And with this social dimension – a dimension that enables cooperation – the basis for the economic coordination which configures economic, social and business processes. Indeed, it is the individual and his or her cooperation that are at the very root of economic action which, as human action, integrates others and configures Institutions, generating a Socio-economic Ordering that results in the economic Institutions’ stability and sustainability, ensuring their contribution to the ultimate objective – that of the individual’s integrated development. This contribution adds to our understanding of this process.


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