C. Martínez Caballero, F. Collado Collado, J. Rodríguez Quintosa, Jordi J. Moyà Riera
El dolor es uno de los síntomas que más sufrimiento produce en cualquier enfermedad y constituye un problema básico de salud en todo el mundo. Sin embargo, con frecuencia no recibe el tratamiento adecuado por razones culturales, religiosas, actitudes de la sociedad y de los profesionales sanitarios, así como por motivos políticos y económicos. Desde el punto de vista ético, aliviar el dolor es un derecho del ser humano y una obligación de los profesionales sanitarios. La responsabilidad de los profesionales en lo que respecta a proporcionar un control adecuado del dolor está recogida en el Juramento Hipocrático y en la Declaración de Ginebra, que exige ante todo velar por la salud del paciente. Desde un punto de vista legislativo, la legislación internacional en materia de derechos humanos obliga a los Estados firmantes a proteger con todos los recursos a su alcance los derechos que la misma garantiza, sin establecer expresamente el derecho a un alivio adecuado del dolor. Sin embargo, el derecho a la salud lleva implícito el derecho a un adecuado tratamiento del dolor. La Constitución Española de 1978, en su artículo 43, reconoce el derecho a la protección de la salud y por tanto el derecho de los ciudadanos a recibir una asistencia sanitaria adecuada. Así mismo, el artículo 43 incluye que compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. Aun no contemplando expresamente el derecho al alivio del dolor, garantiza una adecuada asistencia sanitaria que no puede dejar de lado un tema tan importante como es el tratamiento del dolor. La Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el alivio del dolor es un derecho fundamental y que incurre en una falta de ética grave aquel profesional de la salud que impida a un ser humano el acceso a la posibilidad de alivio del mismo. La OMS ha dictado los criterios indispensables para un buen control del dolor, entre los que recoge la adecuada formación de los profesionales de la salud y la disponibilidad de fármacos para el tratamiento del dolor. La actitud o comportamiento del que descuida algo o se descuida en algo se denomina "negligencia". Se podrían denominar así situaciones en las que no se realiza una terapéutica analgésica adecuada existiendo medios suficientes para hacerlo. Entre las razones que explican esta situación de "negligencia terapéutica" se encuentra la reticencia a prescribir fármacos opioides debido a un miedo desmesurado a los efectos indeseables de los mismos, la prescripción a dosis inferiores a las analgésicas, a intervalos de dosificación superiores a los recomendados o en pautas a demanda, la administración de menos dosis de los fármacos prescritos por parte de Enfermería en la creencia errónea de que no deben suministrarse los analgésicos pautados cuando el enfermo se encuentra sin dolor y la resignación de los enfermos a sufrir dolor.
Pain is one of the symptoms that more suffering produces in any disease, being a basic health problem worldwide. However, they often do not receive suitable treatment for cultural, religious, societal and health professionals attitudes as well as political and economic reasons. From the ethical point of view relieve pain is a human right and an obligation for health professionals. The responsibility of professionals with regard to providing adequate pain control is contained in the Hippocratic Oath and the Declaration of Geneva that guarantee the patients' health. From a legislative perspective, international law on human rights forces signatories States to protect with all the resources at its disposal the guaranteed rights without expressly establish the right to adequate pain relief . However, the health right implies the right to an adequate pain management. The article 43 of the Spanish Constitution of 1978 recognizes the right to health protection and therefore the right of citizens to receive adequate health care. Likewise, Article 43 includes a matter for the public authorities to organize and safeguard public health through preventive measures and the necessary benefits and services. Even without specifically contemplating the right to pain relief, an adequate health care cannot ignore an important issue as pain relief. The World Health Organization (WHO), has stated that pain relief is a fundamental right and that incurs in a severe lack of ethic of the health professional who prevents a human from accessing the possibility of pain alleviation. WHO has issued the necessary criteria for a good pain control among which includes appropriate training of health professionals and the availability of drugs for the treatment of pain. The attitude or behavior that neglects something or neglected something is called negligence. They might as well be called situations where there are enough means to perform analgesic therapy and yet it is not done. The reasons for this situation of therapeutic negligence include reluctance to prescribe opioids due to the fear of the undesirable effects of them, prescribing a lower analgesic doses, prescribing drugs at intervals of exceeding the recommended dosage or is demand patterns, delivery by nurses of less doses of the prescribed drug believing that they should not administer the treatment when the patient does not have pain and finally resignation of patients to suffer pain.
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