Objetivos: Hace poco más de 15 años se publicó la primera encuesta en España, y hasta donde sabemos única, sobre la formación y las actitudes de los pediatras ante el dolor infantil. El objetivo de este artículo es valorar de nuevo la situación. Específicamente, se trata de estudiar tanto la actitud de los pediatras ante el dolor infantil como la percepción sobre sus conocimientos para el tratamiento. Y, en la medida de lo posible, comparar los resultados con los publicados entonces. Método: Un total de 71 pediatras han participado en este estudio contestando a un cuestionario creado al efecto. Resultados: A tenor de los datos obtenidos, cabe señalar que el progreso es evidente. En efecto, parece se han superado algunos mitos sobre dolor infantil, que los pediatras muestran actitudes más positivas sobre su formación y de sus actuaciones, y que se sienten en buenas condiciones para ayudar a sus pacientes, a pesar de reconocer la necesidad de una mayor y mejor formación. Conclusiones: Considerando las respuestas de los participantes parece que la formación, por escasa o insuficiente, continúa siendo un problema; un inconveniente que otras encuestas en otros países de nuestro entorno también detectan. No obstante, el avance es considerable, y conviene valorarlo justamente.
Objective: Fifteen years ago, the first survey about the training and attitudes of Spanish pediatricians towards pain was published. The aim of this article is to reassess the situation about pain among pediatricians. Specifically, the aim is to study the pediatricians' attitudes towards pain and their perceptions about their therapeutic knowledge. And, to compare the results between both surveys, as much as this was possible. Methods: A total of 71 pediatricians participated in this study, and responded to an on-line questionnaire created for this purpose. Results: Based on the data obtained, it should be noted that progress is evident. It so seems that several myths about pediatric pain have been overcome, that pediatricians show more positive attitudes about their training and their actions, and feel they are in a better position to help their patients; although they also recognize the need for a better and wider training. Conclusions: On the basis of our participants responses, it seems that current training is still insufficient; an inconvenience that surveys in other countries around ours have also pinpointed. Nevertheless, progress is substantial and it should be acknowledged.
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