Los comicios para elegir al nuevo presidente de Francia han adquirido una importancia vital para el Viejo Continente. Se trata de la primera prueba de fuego, tras la elección en Estados Unidos de Donald Trump, que medirá el empuje de la extrema derecha en el seno de la UE. Las encuestas sitúan como favorita a Marine Le Pen, a los mandos de su Frente Nacional. Hasta el estallido de escándalos recientes, parecía que la única opción frente a este desafío era la de la derecha ultraconservadora de François Fillon. Ahora emergen otras figuras, como el liberal Emmanuel Macron o el sorpresivo candidato socialista Benôit Hamon, situado claramente en el ala izquierda de su partido.
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