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Resumen de Dos hijos contra el envejecimiento chino

Georgina Higueras y Rumbao

  • El fin de la política del hijo único llega tarde. Ningún país envejece al ritmo que lo hace China, donde más del 30% de la población será mayor de 60 años en 2050. La mujer de la creciente clase media china no se muestra, sin embargo, dispuesta a acogerse a la nueva norma.

    El crecimiento de la población mundial se desacelera al tiempo que se agrava el envejecimiento. Esta tendencia se marca en Asia con mayor nitidez que en ningún otro continente debido en gran medida a China. Hace décadas que Naciones Unidas advierte de que ningún otro país envejece al ritmo que lo está haciendo el gigante asiático. Según sus predicciones, a mediados de siglo, 480 millones de chinos serán mayores de 60 años, más del 30% de la población, una auténtica bomba de relojería casi imposible de desactivar.

    Cerca de 36 años de un draconiano control de natalidad, impuesto por el Partido Comunista Chino (PCCh) en aras del crecimiento económico, han dado lugar a un envejecimiento extremo de la población de incalculables consecuencias. En 1979 se temía una explosión demográfica, ya que la población había pasado de 541 millones de habitantes en 1949, cuando se fundó la República Popular, a 975 millones. Hoy aterroriza el envejecimiento. La ONU sostiene que los países desarrollados han tardado 40 años en que la población envejecida pase del 5% al 10%, mientras que China ha dado ese salto en apenas 18, y en cada uno de ellos el proceso se ha ido acelerando.

    En 2014, por tercer año consecutivo, la población por debajo de los 60 años se redujo en 3,7 millones de personas, según la Oficina Nacional de Estadística. Las cifras de 2015 se pronostican peores, pero aún no se han publicado. Es evidente que si la población activa pasa de crecer el 2% anual a reducirse el 1% tendrá un impacto negativo en el crecimiento económico, el objetivo por el que se puso en marcha el control de natalidad.

    "La reducción de la cifra de trabajadores de bajo coste debilitará la competitividad de las industrias exportadoras chinas en el mercado internacional, lo que afectará al crecimiento del país", afirma el académico especializado en asuntos laborales Cai Fang. Ante la magnitud de la catástrofe, el PCCh decidió en octubre de 2015 poner fin a la política del hijo único, la más impopular y la que más frustración ha causado a las familias chinas. Las mujeres han sido las mayores víctimas de esa ordenanza: millones de abortos forzados, intimidaciones de los responsables de planificación familiar e incluso el maltrato a esposas y nueras por no dar a luz un varón. Además, el aborto de niñas, pese a la prohibición a ecógrafos y médicos de revelar el sexo del feto, ha provocado un desequilibrio de sexos que condena a 40 millones de hombres a no encontrar esposa


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