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"Alemania es el líder de la UE, pero es un líder aislado": entrevista a Gideon Rachman

  • Autores: Áurea Moltó
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 30, Nº 169, 2016, págs. 86-97
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • Gideon Rachman se sirve de sus casi 25 años de corresponsal y analista internacional para explicar cada semana en Financial Times los hilos que mueven la política mundial, advertir de los errores ya conocidos y, de paso, proponer ideas para un mundo en penumbra.

      La crisis financiera mundial y la transformación de los medios de comunicación derivada de Internet han hecho de Financial Times (FT) el medio verdaderamente global. Fundado en Londres en 1888 y convertido en "la voz de la City", el diario está hoy en manos del grupo mediático japonés Nikkei, que pagó más de 1.200 millones de euros por la mítica cabecera. Desde su primer número, el FT se especializó en información económica e internacional, con una de las redes de corresponsales más extensas del mundo, incluso en la actualidad. Ha encontrado en Internet lo que para muchos es una fórmula mágica: 750.000 suscriptores, un 70% de ellos digitales. Su influencia política y económica es indiscutible. En 2010-11, en lo peor de la crisis para España, el gobierno tenía tanto interés en lo que publicaba el FT como en los informes de Bruselas. En el ámbito internacional, sus análisis y reportajes son igualmente influyentes a la hora de crear narrativas globales sobre los grandes asuntos mundiales. El comentarista-jefe de política internacional del FT, Gideon Rachman, estuvo en Madrid el 30 de noviembre de 2015 en un encuentro organizado por Aspen Institute España. Con una carrera periodística forjada en la BBC y The Economist, Rachman trabaja en el FT desde 2006. En Madrid, el periodista-analista habló de Europa, de un Reino Unido absorto por el Brexit, del conflicto sirio, de China y, sobre todo, se interesó por el panorama político español. Encontró también 50 minutos para conversar con Política Exterior.

      Áurea Moltó: Usted ha escrito que la Unión Europea le recuerda a la Sociedad de Naciones, organización que entró en coma irreversible ante su incapacidad para afrontar los acontecimientos del periodo de entreguerras. ¿Cuáles serían hoy esos acontecimientos y su impacto en la UE? Gideon Rachman. Trataba de ser provocador al hacer esa comparación con la Sociedad de Naciones, una organización creada sobre la idea de que los países se obligaban a establecer una serie de reglas comunes, pero luego se encuentran con que es muy difícil cumplirlas debido a los cambios radicales que se producen en Europa y los nuevos actores políticos que surgen. En este momento, el paralelismo es inexacto porque lo que sucede en la UE no es tanto la violación de las reglas existentes, sino la incapacidad para alcanzar acuerdos en los grandes asuntos, como la cuestión migratoria o la crisis del euro. Y creo que debemos preocuparnos por la posible ruptura de la UE. Por un lado, la incapacidad de la Unión para abordar la crisis migratoria de manera que satisfaga a los Estados miembros y a sus ciudadanos está llevando a algunos a tomar acciones unilaterales, por ejemplo cerrar las fronteras o rechazar las cuotas de refugiados. Del mismo modo, otro asunto para preocuparse es la posibilidad de que partidos extremistas lleguen al gobierno, lo que ya sucede en Hungría, y podría ser el caso de Polonia. La UE es una organización que funciona razonablemente bien cuando cada miembro de los 28 está comprometido con lo fundamental del proyecto o es suficientemente pequeño para ser aislado, como ha sucedido con Grecia. Este compromiso con la Unión suele darse cuando el poder está en manos de gobiernos de centroderecha o centroizquierda. Pero con gobiernos de extrema derecha o extrema izquierda, muchos de los cuales en realidad no creen en el proyecto europeo, algunos podrían empezar a romper las reglas, incluso a plantear su salida. Esta situación es abordable cuando se trata de un país pequeño, como Grecia, pero pensemos que se tratara de un país grande. Por ejemplo, una Francia gobernada por Marine Le Pen (lo que parece improbable), o un gobierno de Sarkozy, apoyado por una plataforma que pidiera el fin de Schengen; o un futuro gobierno alemán post-Merkel, que podría ser incluso menos generoso con el euro o que cambiase sus planteamientos sobre los refugiados� Pueden darse múltiples escenarios. Lo que quiero decir es que la fragmentación política en Europa, combinada con asuntos muy difíciles de resolver incluso para los gobiernos más fuertes (crisis del euro, refugiados), está creando la posibilidad de una ruptura de la UE.

      La guerra siria, los atentados del Estado Islámico en Europa, el revisionismo territorial de Rusia, la crisis de los refugiados� ¿cómo podría haber gestionado la UE esos problemas de una manera más efectiva? Los países han actuado de forma ligeramente diferente en cada uno de estos problemas, pero no creo que existiera algo así como una decisión correcta que hubiera hecho que las cosas fueran mejor de forma inmediata. En Rusia y Ucrania no hemos estado tan mal, sobre todo teniendo en cuenta que fue una crisis de seguridad de primer nivel. Al final, aunque el enfoque de algunos países europeos fue un poco distinto - los bálticos defendían la línea dura, los italianos no - creo que el paquete de sanciones aprobado ha sido una respuesta bastante efectiva.

      Sobre Siria, tampoco tengo claro que hubiera una política adecuada desde el principio. Se suponía que Estados Unidos debía tomar la iniciativa, y la administración Obama se ha esforzado por encontrar una respuesta política, pero no ha dado con ella. Y eso a pesar de que cuenta con un gobierno fuerte y un ejército poderoso. Parece que no existe esa política efectiva. Dicho esto, los países europeos tienen unos instintos muy diversos, y se está viendo en Siria. Los alemanes todavía son muy reacios a utilizar la fuerza militar. Los franceses menos. Los alemanes están más dispuestos a aceptar refugiados, los países del este de Europa, mucho menos. Además, la UE no es la mejor organización cuando tiene que moverse rápido, porque está fragmentada. Estas crisis suelen requerir una rápida toma de decisiones y la UE es muy mala en eso.


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