Inestabilidad socioeconómica, sectarismo y violencia son los elementos que cualquier gobierno español tendrá que tener en cuenta a la hora de elaborar su política hacia los países MENA. ¿De qué manera podría España recuperar la iniciativa de la UE en el Mediterráneo? Los pronósticos para la estabilidad y la seguridad en el vecindario de España en el sur y este del Mediterráneo de cara al gobierno que finalmente se constituya en España no son halagüeños. El nuevo gobierno se encontrará previsiblemente con un vecindario mediterráneo y mediooriental inquietante. A la vista de los acontecimientos regionales de los últimos cinco años, es altamente probable que los países de Oriente Medio y el Magreb se enfrentarán - en distinto grado - a una creciente inestabilidad interna debido a la persistencia de las convulsiones políticas y socioeconómicas. Asimismo, el conjunto de la región sufrirá mayores niveles de fragmentación, polarización y sectarismo. Esas dinámicas, combinadas con los múltiples conflictos armados y la expandida actividad terrorista, pondrán en evidencia la debilidad de algunos Estados y provocarán un mayor cuestionamiento de fronteras regionales heredadas del colonialismo, coincidiendo con el centenario del Acuerdo de Sykes-Picot que configuró el actual Oriente Medio.
Desde el inicio del "despertar árabe" en 2011, varios análisis advertían de que la ausencia de más libertad y desarrollo provocaría necesariamente mayor frustración y caos en los países del sur y este del Mediterráneo. Frente a las esperanzas de cambio que se crearon en las sociedades árabes tras la caída de varios dictadores en 2011, el retorno del autoritarismo robusto y el recurso al militarismo como respuesta a conflictos políticos amenazan con agudizar los problemas de la región. Los países al norte del Mediterráneo deben tomar conciencia de las implicaciones que tendrá el aumento de la frustración por la falta de avances en sus vecinos meridionales, máxime en un contexto de caída del precio del petróleo y de recortes presupuestarios en gasto social y subsidios.
La desesperanza como amenaza Para España y sus socios europeos, una de las mayores amenazas provenientes del sur es que cunda la desesperanza aún más entre las poblaciones magrebíes y medioorientales. La desesperanza puede estar provocada por la corrupción y la tiranía de los regímenes políticos, por las crecientes penurias socioeconómicas, por los conflictos armados que provocan catástrofes humanitarias y no tienen visos de solución, por la ocupación militar, por las acciones (o la inacción) de las grandes potencias en escenarios de conflicto, por las injusticias sociales y por la falta de oportunidades, entre otros motivos. Es evidente que esos factores no escasean en los países al sur de Europa, como también es evidente que ni la Unión Europea ni sus Estados miembros han estado hasta ahora a la altura de las expectativas de cambio y buen gobierno entre las poblaciones de la región MENA (Middle East and North Africa).
La desesperanza es una condición sine qua non para la salida de refugiados de zonas de conflicto y para la emigración económica, y ofrece el caldo de cultivo idóneo entre sectores sociales, sobre todo la juventud, para la insurgencia, la radicalización y el activismo violento contra el statu quo. Europa debería asumir que el autoritarismo, la represión de la disidencia pacífica y las ideologías que propagan el fanatismo religioso son enormes incubadoras de desesperanza, y que sus consecuencias negativas no se pueden contener dentro de unos países o regiones más o menos lejanas. Por eso, es muy probable que en el futuro cercano se agudicen los problemas provocados por la falta de expectativas y el deterioro de las condiciones económicas en la región MENA
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