La justificación por la fe, que para las Iglesias protestantes constituye el corazón del Evangelio, fue motivo central de la ruptura acaecida en el silgo XVI. Tras cuatro siglos de conflicto, el movimiento ecuménico trata de restablecer la unidad de todos los cristianos. En relación con la justificación, el diálogo luteranocatólico alcanzó en 1999 un consenso fundamental, que ha supuesto un avance decisivo en el camino de las Iglesias hacia la plena comunión. El artículo expone los términos del conflicto y los pasos que han permitido superado hasta vislumbrar la ansiada meta de la unidad.
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