En un juicio se intenta construir el relato de un hecho pasado. Funcionan dos modelos principales: el atomista y el holista. Los atomistas se centran en la correspondencia entre el relato y los hechos reales; los holistas se guían por la coherencia del relato mismo. Los primeros pretenden construir una historia verdadera; los segundos, narrar una buena historia. Para los primeros importa sobre todo el escrupuloso respeto por las pruebas; los segundos atienden más a la verosimilitud del relato. En este artículo se ofrece un ejemplo de contraposición entre los dos modelos.
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