El autor aporta con su opinión de cómo debe ser la comunicación pastoral, no solo de la iglesia cristiana sino de toda la comunidad religiosa y de laicos , pues considera que el mensaje de Buena nueva no tiene que restringirse a los fieles de una u otra fe, sino al ser humano. Concreta en cuatro los desafíos de la comunicación pastoral misionera: trabajar a fin de que los medios masivos lleguen a ser espacios de comunicación democrática; trabajar a favor de una pluralidad de perspectivas; trabajar para que la comunicación sea reconocida como un derecho humano y trabajar para que las iglesias consideren la comunicación como elemento fundamental para crear comunión y comunidad.
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