Las principales teorías de la argumentación identifican los extremos que se relacionan con la práctica judicial. Ellas son enfocadas desde la tensión que se produce entre planteamientos puramente normativos con aquellos que se manifiestan en la actuación cotidiana de los tribunales, que precisamente no se centran en fenómenos normativos exclusivamente. Existen buenas razones para sostener que la coherencia interna del sistema procesal y su aceptación racional, como instrumento válido de resolución de conflictos, dependen del discurso práctico de jueces y abogados, por su complejidad e importancia en cada caso judicial y así establecer niveles de justificación que se apoyan en la autoridad y en la tradición como únicas formas de legitimación del derecho en los estados democráticos.
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