La adecuada implementación y aplicación de herramientas tecnológicas contribuye al mejoramiento de la calidad en la prestación de los servicios de salud, la minimización de los costos de dichos servicios, y el aumento de la accesibilidad al sistema hospitalario. En las últimas décadas los hospitales han venido asignando una considerable porción de sus recursos al cuidado y administración de sus bienes de capital; enfrentan continuamente la necesidad de adquirir nuevas tecnologías biomédicas al tiempo que deben administrar la existente, situación para la que no están bien preparados. Con el fin de orientar eficientemente sus inversiones, los hospitales han venido desarrollando programas de administración de tecnología médica que requieren expertos en el tema y la aplicación de metodologías específicas para un aprovechamiento seguro y eficiente de estas herramientas en el sector salud. Los ingenieros clínicos son quienes pueden liderar estos programas al proveer soluciones tecnológicas basadas en las necesidades prioritarias, cuidadosamente establecidas, y en los objetivos organizacionales específicos. El éxito en la práctica de la ingeniería clínica radica en la habilidad de estos profesionales de transferir los conocimientos del campo de la ingeniería y de las ciencias de la salud al entorno hospitalario para servir de soporte en las aplicaciones médicas. A medida que se dan grandes y rápidos cambios en la complejidad y variedad de las herramientas tecnológicas disponibles y en las formas de evaluar el cuidado que se le brinda a los pacientes, la mejor forma de transferir dichos desarrollos es mediante un completo conocimiento del tema. Esto se puede lograr sólo cuando los objetivos de la profesión han sido claramente definidos y son coherentes con el compromiso y la visión profesional. Tal compromiso debe incluir la promoción del uso seguro y eficaz de la ciencia y la tecnología al servicio del cuidado de los pacientes y la aceptación de la necesidad de demostrar sus capacidades como ingeniero clínico al adquirir el reconocimiento de sus competencias profesionales mediante el programa de certificación profesional nacional. Para estar preparados para estos desafíos los ingenieros clínicos deben participar en actividades de educación continua, mantener su pericia y habilidades profesionales, demostrar capacidad para liderar y ejecutar eficientemente proyectos y funciones complejas, y velar por el seguro mantenimiento de las herramientas y sistemas tecnológicos utilizados en el sector salud. A medida que aumenta la integración y la complejidad de los sistemas, es el momento de demostrar que las competencias de los ingenieros clínicos realmente contribuyen al cumplimiento de las metas establecidas.
Appropriate deployment of technological tools contributes to improvement in the quality of healthcare delivered, the containment of cost, and better access to healthcare systems. Hospitals have been allocating significant portion of their resources to procuring and managing capital assets; they are continuously faced with demands for new biomedical technology while asked to manage existing inventory for which they are not well prepared. To effectively manage their investments, hospitals are developing medical technology management programs that need expertise and planning methodology for safe and efficient deployment of healthcare technological tools. Clinical engineers are practitioners that can lead such programs and deliver technological solutions based on carefully determined needs and specified set of organization objectives and abilities. The successful practice of clinical engineering is dependent on the ability of these practitioners to transfer knowledge from the engineering and life sciences to the support of clinical applications. As rapid changes in the complexity and variety of technological tools and in the measurement of patient care outcomes taking place, it is best to facilitate transfer of such knowledge having well defined body of knowledge. This can be accomplished only when the goals of the profession are clearly described and uniformly accepted accommodating profession vision and commitment. Such a commitment must include the promotion of safe and effective application of science and technology in patient care and on the acceptance of professional accountability demonstratable by the achievement of competency recognition by national professional certification program. To be ready, clinical engineers must participate in continuing education activities and maintain wide level of expertise, demonstrate ability for leading and effectively executing complex projects and functions, and be accountable for maintaining safe technological tools/systems used in the patient environment. As systems complexity and integration continues to increase, now is the time to demonstrate that the required competencies do contribute to desired outcomes.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados