El cine español protagonizado por los denominados niños prodigio ofrece una aproximación a la educación de las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX. Durante el régimen de Francisco Franco, la gran pantalla se convirtió en un vehículo de propaganda mediante películas históricas que ensalzaban valores patrióticos, y otras de evasión como comedias románticas, musicales y folklóricas interpretadas por cantantes. Tras veinte años de dictadura, España decidió salir de su aislamiento económico, y, en consecuencia, el modelo de cine imperante empezó a cambiar para dar una imagen de modernidad ante Europa. Así, el más comercial incorporó a niños que además de actuar cantaban, y estas películas –que son patrimonio cultural español-, tuvieron una gran repercusión tanto en el público infantil y familiar nacional como a nivel internacional. Los filmes de Pablito Calvo, Joselito, Marisol y Rocío Dúrcal –los cuatro niños prodigio más importantes-, siguieron los cánones morales establecidos por el franquismo pero intentaron a la vez mostrar una sociedad moderna, sobre todo, los de las niñas. Esto se reflejó especialmente en la educación a través del tipo de familia de los protagonistas, su arraigada religiosidad, el ámbito escolar al que pertenecían y el vínculo con sus docentes, y, además, las relaciones entre chicos y chicas. Desde estas consideraciones, este trabajo reflexiona sobre cómo era la educación en estas décadas y cómo la representación de la escuela, el profesor, los centros educativos, y la enseñanza en el cine español de los niños prodigio constituyó un arma propagandística del franquismo.
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