Este artículo busca demostrar el impacto e injerencia generada por las Bandas Criminales (BACRIM) a nivel nacional e internacional, con el objetivo de proponer una reestructuración de los roles y funciones de las Fuerzas Militares y de Policía Nacional de Colombia, lo cual permitirá debilitar y neutralizar el accionar delictivo de este tipo de organizaciones criminales. Para ello, se identifica el surgimiento de las BACRIM posterior a los procesos de desarme, desmovilización y reinserción de los grupos de Autodefensas Unidas de Colombia, de las cuales heredaron su accionar delictivo, enfocándose principalmente en el narcotráfico, extorsión, y la implementación de nuevos mecanismos de financiación como la extracción ilícita de yacimientos mineros, lo que representa un serio problema para la seguridad nacional y regional. La modalidad delictiva de estas bandas han evolucionado hasta consolidarse en organizaciones criminales con mando y control territorial dentro y fuera del país, sería oportuno modificar la doctrina militar, en razón al actual proceso de trasformación de las Fuerzas Militares, lo cual permitiría la preservación de la soberanía del territorio nacional, convirtiéndolos en garantes de la seguridad externa del país, mientras que la Policía Nacional deberá aumentar su capacidad de despliegue y maniobra, enfocándose exclusivamente en la seguridad interna. Lo anterior, con el fin de evitar que en un escenario de posconflicto, los desmovilizados hagan parte de la delincuencia común y de bandas criminales. Por lo tanto, es importante garantizar que las Fuerzas Militares y la Policía Nacional estén preparadas y entrenadas para hacer frente a los nuevos fenómenos como las BACRIM.
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