Una década después de que los hispanos de Estados Unidos se movilizaran contra los proyectos de la ley antiinmigración y salieran a la calle proclamando “Today we march, tomorrow we vote” (“Hoy marchamos, mañana votamos”), el español vuelve a sonar con fuerza en la carrera presidencial. Las movilizaciones masivas de 2006 marcaron, sin duda, un punto de inflexión y redefinieron el papel de los inmigrantes como actores políticos que debían ser escuchados por la sociedad estadounidense en su conjunto. Diez años más tarde, asesores y analistas políticos son conscientes de la influencia del votante hispano y de que el español se ha convertido en su mejor aliado para ganar la batalla en su carrera hacia la Casa Blanca, especialmente un año en el que Donald Trump será el candidato republicano.
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