Las denominadas nuevas grandes potencias están cambiando el paisaje tradicional de influencia política y jurídica en las relaciones internacionales.Aunque se haya minimizado la importancia de dicho cambio, evidenciando que siguen una lógica de comportamiento similar a la de las viejas potencias, estos nuevos poderosos, que en esencia son países en desarrollo, pueden resultar más sensibles a las demandas propias de esas naciones. La dimensión colectiva del derecho al desarrollo o la defensa de la democracia como valor universal son algunas de las líneas esbozadas por las nuevas grandes potencias. En este sentido, pueden jugar un papel de primer orden a la hora de promover una participación más efectiva de los países en desarrollo en la esfera internacional.
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