Este artículo se esfuerza por establecer una base teórica necesaria para justificar una alianza entre el zining y la investigación filosófica impulsada por jóvenes, dos prácticas importantes que operan fuera de la corriente principal, pero que pueden arrojar luz sobre las (in)comprensiones convencionales de la juventud al ilustrar formas innovadoras de diseñar espacio para que voces jóvenes surjan y prosperen en sus experiencias educativas y más allá. Al resaltar el ethos compartido entre el zining y la comunidad de investigación filosófica (CIF) como prácticas que fomentan la creación de significado, este artículo pretende enfatizar sus rasgos comunes, a saber: participativos, hágalo usted mismo, experimentales, politizantes y transformadores, al tiempo que toma nota de los retos involucrados al extenderlos al contexto de la infancia. Además, ilustra cómo alinear el zining y la investigación filosófica pueden contribuir a una re-visión de los niños al retratarlos como productores culturales capaces e historiadores sociales de sus propias comunidades discursivas. Por último, explora cuestiones de autoridad adulta, sugiriendo condiciones que pueden ayudar a autenticar el uso filosófico de zines con jóvenes dentro del modelo CIF y proporcionar grandes ventajas a la juventud, incluyendo un mayor acceso a múltiples formas de aprendizaje a través de proyectos interdisciplinarios, relaciones más equalizadas con adultos, una gama de disposiciones creativas y pensantes que pueden mejorar su autoeficacia y un sentido genuino de que sus voces importan. Sostiene que, como embajadores de la voz, el zine y la investigación filosófica tienen mucho que enseñarse, especialmente con respecto a la representación de los jóvenes como pensadores capaces y con ideas dignas de compartir.
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