Eduardo Crespo Suárez, Andrea Lazzarini
El presente trabajo aborda un viejo problema metodológico de la teoría económica marginalista: el carácter contrafáctico de algunas de las premisas utilizadas por la teoría para explicar la determinación del producto social, los precios y la distribución del ingreso. Como es bien sabido, la teoría marginalista de la distribución descansa sobre el principio de sustitución entre factores, según el cual la productividad marginal del factor respectivo determina la remuneración del mismo, en condiciones de libre competencia. Con todo, mostramos que la construcción de funciones (o curvas) de demanda y oferta creadas sobre la base de aquel principio se realiza bajo el supuesto de que existe un conjunto de técnicas productivas (que establecen relaciones bien definidas entre insumos y productos) compuesto no sólo por las técnicas efectivamente utilizadas, como ocurría en la economía clásica, sino por un número indefinido (a veces infinito) de técnicas que no son observadas, ni observables, y que quizás nunca van a ser efectivamente observadas. Revisando algunos aportes críticos de la historia del pensamiento económico, así como algunos desarrollos de la literatura contemporánea referidos a la determinación de salarios y a la organización industrial, el presente artículo aborda críticamente una pregunta que se desprende de aquel procedimiento: ¿cómo puede ser posible derivar curvas de demanda factoriales – que son determinantes para el equilibrio en la distribución y precios marginalistas – basadas en técnicas inexistentes o simplemente supuestas?
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