Siempre se ha entendido que toda ciudad es la configuración funcional y arquitectónica del pueblo que la habita. Pero en esta concepción de la urbe subyace la idea de una pretendida identidad previa de sus habitantes, susceptible, además, de ser conocida. En la era postmetafísica en que las formas de humanismo tradicionales han sido puestas en duda, se precisa una concepción de la ciudad abierta a la posibilidad, esa constitución ontológica de cada uno de los individuos que la conforman. En relación con la concepción heideggeriana del hombre y el espacio, la ciudad se muestra como descentrada respecto del terreno por habitar. Surgen así las teorizaciones sobre el espacio urbano como no-lugar, terrain-vague o el strip de Las Vegas. Pero, principalmente, este artículo analiza la arquitectura de Zaha Hadid como modelo de apertura de la ciudad acorde al ex-sistente heideggeriano. La ciudad entendida como una distopía de sí misma, como una permanente apertura a lo posible.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados