Pues no, no lo es. La descalificación es fácil por lo histriónico del personaje, por su verborrea tantas veces insultante, por su perfil ideológico untraderechista y salvaje. Pero de tonto no tiene un pelo, como ha demostrado viendo lo que el establishment estadounidense era incapaz de ver. Y si sus élites lo veían, hacían como si no. Y así les ha ido.
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