Existen enfermedades que a todos nos atemorizan por su gravedad, por la mortalidad que conllevan o por sus efectos terribles. si embargo, hay otras, menos conocidas por su escasa incidencia, que resultan sorprendentes. Algunas no pasan de la mera curiosidad, pero otras resultan verdaderamente espeluznantes. Lo único bueno en ellas es, precisamente, que sean tan raras. Aunque este es, a la vez, el mayor problema de las personas que las padecen, ya que no hay una investigación médica suficiente como para llegar a curarlas, salvo que sea por la vía indirecta, al descubrirse su cura por casualidad o a través de otra enfermedad más común.
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