Este artículo estudia cuáles son los principales factores que influyen en la asignación de fondos federales a las provincias en Argentina entre 1999 y 2009. La contribución principal es que incorpora el ciclo electoral junto con la popularidad presidencial en el análisis. El argumento principal es que en los años electorales, los presidentes tienden a distribuir más fondos a las provincias más grandes y más pobladas (llamo a esto distribución electoral). En ellas está la mayor cantidad de votantes. Pero en años no electorales, los presidentes distribuyen a las provincias del interior, menos pobladas, menos ricas, pero más sobrerrepresentadas. Esto es clave para asegurar apoyo legislativo y gobernabilidad (llamo a esto distribución de gobierno). Los clivajes estructurales entre provincias ricas y pobres también se articulan con la popularidad presidencial para influir en la distribución de fondos federales. Los presidentes electoralmente fuertes y con apoyo en la opinión pública tienden a aumentar las transferencias a los distritos más pobres y a reducir fondos a los distritos más ricos. Invertir en las provincias más pobres es más eficiente, los gobernadores de estos distritos tienden a apoyar a los presidentes redistributivos y además son rivales políticos más débiles que los gobernadores de los distritos más grandes y ricos. Por el contrario, los presidentes más débiles y con menos apoyo en la opinión pública tienen menos capacidad de resistir las presiones de los gobernadores de los distritos más grandes y ricos. El artículo discute estos resultados, los compara con los de argumentos competitivos (vinculados al rol de las alianzas partidarias, del Congreso y de factores programáticos) y explora las implicancias para el debate comparativo.
This article analyzes the determinants of the distribution of non-earmarked federal funds to the Argentine provinces between 1999 and 2009. The main contribution is that it brings the electoral cycle together with presidential popularity into the analysis. The main argument is that during election years, presidents tend to distribute more funds to the largest and most populated provinces (I call this electoral distribution). These districts have the largest number of voters. But in non-election years, presidents distribute to less populated, poorer, but overrepresented developing provinces. This is crucial to ensure legislative support (I call this governing distribution).
Structural cleavages between rich and poor provinces also overlap with the president’s popularity to influence the distribution of federal funds.
Electorally strong and popular presidents tend to increase transfers to developing districts and reduce allocations to richer districts. Investing in developing provinces is more efficient, governors from these districts tend to support redistributive presidents, and they are weaker political challengers than governors from richer districts. In contrast, weaker presidents are less capable of resisting pressures from governors from larger and richer districts.
This article discusses the main findings, compares them with alternative claims (related to the role of partisan alliances, Congress, and programmatic factors), and explores some implications for the comparative debate.
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