En este trabajo intentaré explicitar brevemente cómo cada categoría lleva un peso por sí misma y luego cómo se entrecruzan formando un todo que a su vez no es estático, inmóvil, sino que por su propia dinámica se construye y reconstruye permanentemente.
Aparecen los miedos propios y los de la familia, se juegan tomas de decisiones acerca de los cuidados sobre el adulto mayor, la necesidad -o no- de institucionalizarlos, el debate sobre la libertad y el respeto o vulneración de los derechos humanos.
Por último, se enmarca la intervención del Trabajador Social desde un posicionamiento ético político que se funda en el respeto por el otro como sujeto pensante y de derecho y no como un sujeto pasivo, material de descarte de un sistema capitalista perverso.
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