En diciembre de 2015, la Reserva Federal de Estados Unidos elevó su tipo de interés oficial por primera vez, después de mantenerlo siete años cerca del 0% y adoptar diversas medidas de política monetaria no convencional para hacer frente al impacto de la crisis financiera. Tras su última reunión, en septiembre de 2016, la Reserva Federal decidió mantener el tipo de interés oficial, aunque señalando que han aumentado las probabilidades de una próxima subida. Este artículo revisa algunas de las claves de la incipiente fase de endurecimiento monetario de Estados Unidos, en un entorno complejo, en el que se espera que el proceso de normalización sea muy dilatado. El artículo repasa algunos de los factores que condicionarán ese proceso, entre ellos el descenso estimado en el tipo de interés real de equilibrio y la gestión de la política monetaria, en un contexto en el que el tipo de interés oficial está próximo a su mínimo efectivo. En una perspectiva global, la escasez de activos seguros (que puede favorecer la persistencia de niveles bajos en la estructura temporal de tipos de interés), las divergencias con el tono de las políticas monetarias de otros bancos centrales (como el BCE y el Banco de Japón) y la evolución de las economías emergentes (especialmente, en China) condicionarán también las decisiones de política monetaria en Estados Unidos.
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