Areva, campeona mundial del ámbito de la energía nuclear, experimenta dificultades para salir de la tormenta. A las preocupaciones sobre el futuro de este sector desde el accidente de Fukushima se añaden los retrasos en los reactores de tercera generación en Finlandia y en Francia. Pero, sobre todo, esta empresa pública francesa se ve cuestionada por unas inversiones dudosas en tres yacimientos africanos de uranio.
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