El avance científico es un proceso complejo. En un sentido puede considerarse fruto de la evolución social, resultado de un esfuerzo compartido y del cambio adaptativo del pensamiento humano. Aunque no debe desdeñarse la singularidad del genio. Figuras como Isaac Newton o Albert Einstein demuestran la importancia de las aportaciones individuales al progreso común. Sin su mente privilegiada, tal vez la ciencia y la tecnología habrían seguido su camino por derroteros diferentes. En cambio, ejemplos como la física cuántica, la biología molecular o el estudio de la historia de la Tierra y de la especie humana sirven para ilustrar el aspecto colectivo de los adelantos científicos.
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