La moral supone ir hablando; es decir, supone una modalidad de comunicación que se orienta, no sin dificultades pero también de forma visible, hacia un consenso justo y democrático, hacia un pacto alcanzado entre hombres diferentes que aprecian sus diferencias. Podemos decir sin mayores rodeos que la ciudad es una de las condiciones de posibilidad del juicio y la conducta morales. La ciudad exigió la invención y exige hoy la reproducción de un cierto talante moral y, a la vez, es un importante instrumento un dispositivo o útil pedagógico de moralización.
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