El 24 de marzo de 1976, los argentinos inauguramos una nueva etapa de nuestra historia signada por la represión violatoriade todos los Derechos Humanos, la disolución social, la férrea fijación de los límites del disenso y el avance de la corrupciónsobre el estado y la sociedad. La situación en el plano internacional se presentaba favorable para los golpistas, la creación de laTrilateral Comission, y la actualización de los términos de la convivencia con la URSS tras el encuentro de Leonid Brezhnev yGerald Ford, así lo indicaban. La política económica del régimen militar significó una alteración profunda de los patrones quecaracterizaron a las gestiones económicas precedentes, por su objetivo de reestructuración integral de la propia organizaciónsocial. Este intento refundacional debía basarse en un férreo control sobre el aparato del estado que permitiría la constitución decondiciones de dominación social mediante el "disciplinamiento", en especial de los trabajadores y una marcada redistribución delingreso nacional, la redefinición del estado que no consistía sólo en su "jibarización" o achicamiento, sino principalmente en sureorientación, y como dice Marcelo Cavarozzi, la eliminación de todo vestigio de las políticas "populistas" del Justicialismo.
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