En 1760, el filósofo Immanuel Kant propuso que el conocimiento del mundo exterior dependía de las formas de percepción. El ser humano es capaz de percibir la realidad por medio de diversos sentidos como son la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Dentro del sentido de la vista se interpretan cuatro características esenciales de los objetos: su forma, la posición en un entorno dado, la iluminación (brillo y color) y el movimiento.
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