La corrupción aparece en las encuestas del CIS como uno de los problemas que más preocupan a los ciudadanos. Cuando estalló la burbuja inmobiliaria no era así. Entonces menos del tres por ciento de los españoles lo consideraba uno de los problemas más importantes del país. La corrupción urbanísitca en España se hizo fuerte gracias a Administraciones Públicas poco exigentes, especialmente la Administración Local, y a la pasividad de un buen conjunto de la ciudadanía, que no solo no reaccionaba ante estos hechos, sino que en bastantes casos eran activos colaboradores, ante la perspecitiva de los pingües beneficios que las recalificaciones urbanísticas aportaban.
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