La experiencia histórica y la práctica cotidiana demuestran que cuando las organizaciones y las normativas son muy rígidas, y a veces difíciles de cumplir, se desarrollan corruptelas orientadas a intentar simplificar y burlar trámites para garantizar unos mínimos de funcionalidad y eficacia. En este caso, se puede hablar de corruptelas y prácticas irregulares que son socialmente inducidas por las propias rigideces, y que tienden a ser consideradas como algo normal y lógico por muchos de los que se ven concernidos por elllas.
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