No hay que confundir al cernícalo vulgar, muy abundante en todo nuestro territorio, con el amenazado cernícalo primilla. Ambos son muy similares en apariencia, pero el segundo es un habitante escaso de nuestras estepas y campos abiertos de cereal de secano, que precisa de un alto nivel de protección frente a factores como la concentración parcelaria y la puesta en marcha de nuevos regadíos.
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