En la historia de la sociedad moderna –basada en la discriminación económica y en ideas competitivas de poder– la teoría de la evolución darwiniana, por medio de la selección natural de las especies, llegó como una justificación de aptitudes biológicas para su estructura socioeconómica. Pareció que el papel del individuo era contribuir a perpetuar la especie; todo lo que se tenía que hacer era dejar que los fenómenos naturales siguieran su curso. La ciencia, en especial la biología, aparecía justificando la premisa “cualquier cosa por el bien de la humanidad”.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados