Las extensiones áridas y deforestadas son consideradas por una parte muy importante de la población como medios hostiles con poca vida y escaso interés, pero esta primera impresión se desvanece rápidamente si sabemos mirar, escuchar e incluso oler con la atención suficiente. Un tranquilo paseo primaveral por las parameras de Campo Visiedo, los saladares de Ballobar, las vales monegrinas o los albardinares del Campo de Belchite, constituye una experiencia muy gratificante para cualquier amante de la naturaleza.
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