Desde el comienzo del uso del grabado ácido, se ha hablado de que debe abarcar esmalte y dentina (grabado total). Con el desarrollo de las investigaciones se llegó en la última década, a los adhesivos que disuelven o modifican el barro dentinario y permiten la infiltración de los monómeros hidrofílicos formando la capa híbrida. Esto implica obviar las bases cavitarias y el contacto directo entre el ácido y la dentina. La creencia de que esto es lesivo para la pulpa ha cambiado después de las investigaciones que han demostrado que las reacciones pulpares postoperatorias al grabado total, se deben a microorganismos y sus toxinas, y no al ácido por sí mismo; demostrando que al actuar el ácido, se desencadenan fenómenos químicos y físicos que resultan en la atenuación del efecto del ácido sobre el complejo dentino pulpar, concluyendo que cuando hay sensibilidad operatoria, esta de debe a estímulos térmicos del tallado, secado excesivo, mala elección del material obturador, elección y manipulación inadecuada de los sistemas adhesivos, que no logran un buen sellado cavitario y permiten la invasión de gérmenes y toxinas, y no por la acción cáustica del ácido o por su bajo pH.
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