El presente trabajo analiza el papel de la educación en la configuración de modelos sexuados del espacio, tanto en el hogar como en la ciudad, y considera la desigual distribución del poder en los contextos educativos en términos de visibilidad, protagonismo y ocupación del territorio. Al revisar críticamente la normatividad que se aplica en dichos escenarios, pretendemos generar posibilidades de transformación de los persistentes modelos de segregación espacial y los usos estereotipados. Con idéntica intención proponemos introducir la autobiografía ambiental -en el marco de la formación de futuros profesionales- como recurso didáctico idóneo para reconstruir la experiencia subjetiva de la diferenciación sexual del espacio y propiciar interrogantes sobre el propio sexismo. Concluimos demandando, asimismo, la consideración de las posibilidades del diseño biofílico de cara a promover la salud infantil a través de proyectos que articulen género y medio ambiente, igualdad y sostenibilidad.
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