Numerosos indicios de los últimos años confirman que las relaciones entre griegos y alemanes han sido complicadas. Sin duda, la crisis económica ha contribuido al regreso de los estereotipos negativos. Más allá de estos elementos contingentes, el tema candente es sin duda la fragilidad del proceso de construcción de una identidad común a nivel europeo. Esta situación pesa enormemente sobre la integración europea. De hecho, la adhesión a la nación es todavía mayor que la adhesión a la Unión Europea. Es más, la incertidumbre en relación al avance de la integración europea se ve corroborada por el estudio de la cuestión de los «valores sociales». Hoy más que nunca, parece necesario tener una Europa solidaria, capaz de ir más allá de las voluntades de todos (suma de los intereses específicos de los Estados miembros) para generar una «voluntad general» en sentido rousseauniano.
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