El incendio del vertedero ilegal de neumáticos de Seseña (Toledo), donde ardieron 90.000 toneladas de ruedas durante tres semanas y que tuvo en jaque a las poblaciones cercanas, ha puesto de manifiesto una realidad silenciosa y que la mayoría prefiere no mirar: vivimos rodeados de basura peligrosa y sin control. La Comisión Europea había dado un ultimátum a España en abril de 2016 sobre este caso y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó de forma simbólica al país a finales de febrero por la falta de control en 30 depósitos de diferentes provincias. Pero la mancha es mucho mayor.
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